LIBRERIA JURIDICA
TALCAHUANO 437
TEL 114381-7140
$38.100
10% de descuento pagando con Transferencia o depósito bancario
Ver más detalles
ENVIO GRATIS SUPERANDO LOS $180.000 A SUCURSAL
Entregas para el CP:
Medios de envío
Calcular
No sé mi código postal
Nuestro local
  • Praxis Jurídica Libros - Talcahuano 437, CABA- Atención de Lunes a Viernes de 9 a 19:00 hs

    Gratis

Descripción

JUSTICIA. DOCTRINA DE LAS LEYES FUNDAMENTALES DEL ORDEN SOCIAL
Autor : Brunner - Heinrich E. -
Año Edición: 2021
Edición: 1ª
Lugar de Edición: Argentina
Páginas: 254 - Vols.: 1
Encuadernación: Rústica
Idioma : Español

INDICE

Todo el mundo habla de lo justo y de lo injusto, pero ¿quién sabe lo que es lo justo y lo
injusto, lo que la justicia es? Tal vez alguien diga: “Esto no se puede expresar; pues la justicia
es una cosa relativa.” Ahora bien, el juez y el legislador deberían saber lo que constituye un
castigo justo y lo que es una ley justa; el patrono debería saber lo que es un salario justo; la
humanidad de hoy debería saber si el orden económico justo es el comunismo o el
capitalismo, si la forma justa de Estado es la dictadura o la democracia, si el Estado justo es el
liberal o el totalitario. Para cualquiera que desee ser cristiano gravita sobre su conciencia la
pregunta de si es justa o no la renta, el lucro sin trabajo. ¿Dónde se conseguirá la medida para
contestar estas preguntas, si es que no se conoce el principio de la justicia? La humanidad de
hoy no lo conoce, pero la cristiandad podría conocerlo. Mientras que la Iglesia Católica, a
través de una secular tradición creadora, posee un imponente sistema doctrinal de la justicia,
en cambio el Protestantismo, desde hace más de trecientos años, ya no tiene tal doctrina. Esta
afirmación puede parecer osada. Pero, por desgracia, es comprobable. Sin duda hay una razón
fundamental por la cual la Iglesia Protestante es tan insegura en su actitud respecto de los
problemas de la estructuración social, de la economía, del derecho, del Estado y del derecho
internacional; y por lo cual sus manifestaciones sobre estas cosas frecuentemente tienen el
carácter de improvisaciones casuales, y carecen de fuerza de convicción.
Debo manifestar que el fin de este libro no es primariamente de un puro carácter científico,
sino de índole práctica, como deben ser todos los trabajos teológicos. No le importa tanto la
especulación, cuanto más bien la realización. Ahora bien, reconozco que a toda realización
que tenga sentido debe preceder una labor de conocimiento. Con un conocimiento de lo justo,
claro y sólidamente fundado, ya se consigue algo para la realización de la justicia, y
ciertamente algo que es indispensable. Mis circunstancias presentes —el rectorado de la
Universidad de Zúrich— ciertamente no me habrían permitido trabajar en este libro, pero,
¿qué puede uno hacer en contra de las circunstancias, cuando siente uno que tiene que
escribir? ¿Y quién podría negar que esta es precisamente la época culminante para que quien
tenga algo que decir sobre el tema de la justicia lo manifieste?